El papa Francisco presidió este miércoles la audiencia general desde dentro del palacio apostólico y no en la plaza de San Pedro, sin fieles, y que fue emitida por televisión e internet, debido a la epidemia de coronavirus que golpea Italia.
El pontífice celebró la audiencia en la Biblioteca del palacio apostólico, acompañado únicamente por los encargados de leer su catequesis en varios idiomas y todos ellos separados por la distancia de seguridad de un metro para evitar contagios.
Fue una escena extraña, dado que el sentido de la audiencia general -una tradición que se remonta a san Juan XXIII- es que el papa entre en contacto con la gente común al menos una vez por semana.
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Fuera, la plaza de San Pedro, donde normalmente el papa celebra esta audiencia con los fieles, este miércoles se encontraba completamente vacía y tampoco se retransmitió por las pantallas que hay instaladas.
En su catequesis el papa meditó sobre la cuarta Bienaventuranza, "bienaventurados los que tienen hambre y sed de justicia porque serán satisfecho", y terminó recordando a los enfermos y agradeciendo a quienes combaten la epidemia.
"Agradezco de corazón al personal hospitalario, médicos, enfermeros, voluntarios que en este momento tan difícil están cerca de las personas que sufren. Agradezco a todos los cristianos, todos los hombres y mujeres de buena voluntad, que rezan por este momento, todo unido, sea cual sea su religión", dijo.
Asimismo tuvo palabras para los inmigrantes que tratan de llegar a Grecia desde Turquía y pidió que la epidemia del coronavirus "no haga olvidar a los pobres sirios que están sufriendo" en el confín entre ambos países.
"Un pueblo sufridor desde hace años. Deben huir de la guerra, del hambre y de las enfermedades. No nos olvidemos de los hermanos y hermanas, muchos niños están sufriendo allí", recordó.
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El Vaticano, donde se ha registrado un único caso de contagio, también se ha visto afectado por las restricciones para contener el avance del coronavirus, que en Italia ha infectado a más de diez mil personas y causado la muerte centenares, sobre todo en el norte del país.
La Santa Sede, una ciudad estado de 45 hectáreas en el corazón de Roma, ha impuesto medidas drásticas similares a las italianas desde que una persona resultó infectada, otra que asistió a una conferencia dio positivo y cinco personas están sometidas a cuarentena preventiva.
A los 83 años, y con la extirpación de parte de uno de sus pulmones debido a una enfermedad respiratoria cuando era joven, Francisco correría un alto riesgo de complicaciones graves si se infectara.
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Entre otras muchas medidas y restricciones, el Gobierno de Italia ha suspendido hasta el 3 de abril todas las ceremonias religiosas, incluidos los funerales, para evitar aglomeraciones y contagios.
El Vaticano ha cancelado reuniones y conferencias, restringido los viajes de su personal y cerrado los museos al público -su mayor fuente de ingresos- para el futuro previsible. El miércoles se confirmó la cancelación de los viajes del papa a Indonesia, Timor Este y Papúa Nueva Guinea.
El pasado domingo Francisco presidió el rezo del Ángelus de la misma manera, desde dentro del palacio, aunque en esa ocasión los fieles aún pudieron acceder a la plaza de San Pedro.
Además ha decidido suspender las visitas "ad Limina" de los obispos de Francia y de Brasil, prevista para estos días.