MÉXICO - Sabiendo el peligro que corre, el sacerdote Adrián Vázquez lleva los santos óleos a los pacientes de COVID-19 que agonizan en sus casas.
"Los enfermos se sienten acompañados, la familia se siente acompañada, aliviada y da paz a su corazón y también una paz mental que sientan que hay alguien cercano a ellos", dice Vázquez.
Al igual que él, muchos otros sacerdotes no pueden evitar estar frente a frente con los feligreses como el cura Arnulfo Hernández, quien apoya la idea de que este sector sea considerado prioritario para recibir la vacuna contra el COVID-19.
"Porque corremos riesgos como toda persona que presta un servicio", dice Hernández.
La idea ha causado polémica dentro de la Iglesia católica, porque mientras algunos urgen a ser vacunados, otros como el vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí piensan que es mejor esperar su turno.
"Ahorita nos daríamos por bien servidos si todos los médicos, todo el personal sanitario en México, estaría ya vacunado", dice Jesús Priego, vocero de la Arquidiócesis de San Luis Potosí.
Las estadísticas muestran que el coronavirus ha golpeado fuertemente a los religiosos.
Desde que inició la pandemia han fallecido más de 180 integrantes de la iglesia católica por complicaciones derivadas de este virus y la lista de contagiados no para de crecer.
Y sus servicios son cada vez más demandados, indica Luis Escobar, en medio de la pandemia que ha dejado en México más de 160,000 víctimas mortales.
"Sin duda, los sacerdotes son un elemento que nos acompaña en esta situación que estamos viviendo", dice Escobar.
En contraparte, José López piensa que los católicos podrían seguir los sacramentos que se ofrecen por las redes sociales y así evitar que los sacerdotes se arriesguen.
"Ellos pueden esperar toda vez que las iglesia sestan cerradas, ellos no están en un riesgo constante", dice López.
Pero mientras de una otra manera reciben la inmunización los representantes de esta religión tendrán que continuar solo con la protección divina.
