MÉXICO - Enero se convirtió en el mes de mayor mortandad por el coronavirus en México con al menos 32,729 fallecidos por la COVID-19, pese a la insistencia del presidente, Andrés Manuel López Obrador, de que la pandemia estaba "domada".
En enero se registró casi una de cada cinco muertes de las 158,536 que la Secretaría de Salud (SSa) ha documentado hasta ahora, además de cerca de una cuarta parte de los casos confirmados, 438,166 de un total de 1 millón 864,260.
Con un promedio de casi 1,056 muertes al día, enero supera los 19,867 decesos de diciembre, los 18,919 de julio y los 17,839 de junio, que se consideraban los meses más graves de la pandemia en México.
El primer mes de 2021 también marcó récords al registrar los 10 días con más fallecidos por COVID-19 de toda la pandemia, incluyendo los máximos diarios de 1,803 muertes y 22,339 casos positivos del 21 de enero.
México rebasó la semana pasada a India como el tercer país con más muertos por el coronavirus, además de ocupar el decimotercer lugar en fallecidos en proporción a su población, con más de 1,240 por cada millón de habitantes.
"Comenzamos 2021 con un asunto muy grave, un incremento de casos muy lamentable, considerando tan solo las cifras oficiales, estamos en una circunstancia terrible", expresó Carolina Gómez, experta de la Sociedad Mexicana de Salud Pública.
'PANDEMIA DOMADA'
México alcanza estos lúgubres récords pese al optimismo del presidente López Obrador, enfermo con COVID-19 desde el domingo 24 de enero.
Aunque los críticos esperaban que el mandatario rectificara la gestión de la pandemia tras su contagio, el presidente aclaró en un vídeo el viernes pasado que "procurará continuar la misma estrategia y fortalecerla".
"Consiste desde el principio en que a nadie le falte una cama y que no falten médicos y enfermeras y equipos, y que no falten los medicamentos en los hospitales covid, que se atienda a todos. Afortunadamente, no nos han rebasado las circunstancias y hemos podido atender a todos", aseveró.
Este discurso contrasta con la saturación hospitalaria del 87% de Ciudad de México y de 82% de su vecino Estado de México, la zona metropolitana más grande del país, donde abundan testimonios de personas que mueren en casa o en la calle en busca de atención.
"La ocupación hospitalaria ha sido rebasada y aunque las autoridades sigan hablando de camas disponibles, no es un asunto de camas, por sí solas no nos dicen nada porque se necesita personal calificado para manejar un respirador, para darle atención a un paciente", observó Gómez.
CIFRAS EN DUDA
Los interrogantes ante las cifras oficiales han crecido tras el informe que publicó la semana pasada el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), que documentó 108,658 muertes por COVID-19 en los primeros ocho meses de 2020.
Este número es 55% mayor a las 69,849 defunciones reconocidas por la Secretaría de Salud (SSa).
Mientras los datos del Inegi corresponden a registros administrativos de defunciones y actas de defunción en cualquier lugar, la SSa ha reconocido que su campo es más limitado y suele reservarse a muertes en hospitales.
Esto alimenta el escepticismo sobre el manejo de las cifras del gobierno federal, advirtió Gómez.
"Las cifras de la Secretaría de Salud a nadie nos convencen, ese es un grave problema de la salud pública, y cuando ya pierdes la confianza de la población o cambias la estrategia o cambias al vocero", agregó.
Ante este panorama, la especialista Laurie Ann Ximénez-Fyvie ha denunciado la "estrategia criminal" del Gobierno de México.
"Las cosas pudieron no ser como son ahorita, podríamos no estar penando la vida de tantísimos mexicanos", manifestó la jefa del laboratorio de Genética Molecular de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM).
En su libro "Un daño irreparable: la criminal gestión de la pandemia en México", la experta documentó los errores que el gobierno se ha negado a rectificar y criticó el discurso triunfalista oficial.
"Las proyecciones matemáticas nos hablan de 600,000 muertos para junio, mientras las autoridades dicen que el problema ya se está controlando, que hay una desaceleración. Es una locura, el problema no se va a poder controlar", alertó.