Aplicaciones como GrubHub o Uber Eats están a punto de enfrentar regulaciones más estrictas en Boston.
El Ayuntamiento de Boston aprobó una nueva ordenanza que exigirá a las aplicaciones de reparto de comida de terceros obtener un permiso para operar en la ciudad.
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El ayuntamiento votó 11 a 2 para aprobar la ordenanza propuesta por la alcaldesa Michelle Wu. Esta ordenanza responde a la preocupación por la conducción peligrosa de los repartidores de aplicaciones.
Estas empresas deberán demostrar que sus conductores cuentan con seguro de responsabilidad civil y proporcionar a la ciudad datos de entrega para poder operar.
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"Esta ordenanza responde a un aumento alarmante de operaciones ilegales y peligrosas. Justo ayer estuve en el Fenway y esa fue la principal preocupación en la reunión vecinal de los Red Sox", dijo la concejala Sharon Durkan.
Si las empresas no renuevan sus permisos cada año, se enfrentarán a una multa de hasta $300 por día por cada restaurante al que realicen entregas.
En una declaración, Doordash y GrubHub dijeron que continuarán trabajando con los formuladores de políticas para ayudar a garantizar que este tipo de propuestas realmente hagan las calles más seguras.
