WASHINGTON - El estado de Texas ejecutó el martes a Joseph García, uno de los siete reos conocidos como "Los Siete de Texas" que en el 2000 protagonizaron una sonada fuga durante la que mataron a un policía, crimen por el que fueron condenados a muerte.
A García, hispano de 47 años, lo declararon muerto a las 6:43 p.m., hora local, tras recibir una inyección letal en la prisión de Huntsville, cercana a Houston, según notificó el Departamento de Justicia Criminal de Texas.
Sus últimas palabras fueron: "Padre celestial, perdónalos porque no saben lo que hacen".
García había cumplido apenas cuatro años de una condena de medio siglo por un asesinato que cometió en 1996 cuando decidió unirse a otros seis presos y fugarse de la prisión de máxima seguridad Connally Unit, al sur de San Antonio, Texas.
Muy organizados y con todos los detalles planeados durante meses, la tarde del 13 de diciembre del 2000 los "Texas Seven" lograron reducir al personal de la cárcel que se encontraron a su paso, les robaron ropa y armas, y lograron salir del penal en una furgoneta.
Los fugitivos se mantuvieron unidos durante los días posteriores a la fuga, en los que pusieron tierra de por medio y perpetraron varios robos logrando eludir el gran operativo de búsqueda y captura montado para la que era la mayor fuga de la historia de Texas.
Hasta la noche del 24, cuando asaltaron una tienda de deportes en Irving, Texas, robaron 40 armas, dólares en efectivo y ropa de invierno, pero un policía se cruzó en su camino después de que un testigo llamase al 911.
Sin ningún tipo de intención de volver a la cárcel, cinco de los fugados abrieron fuego contra el agente, Aubrey Hawkins, que en ese entonces tenía 29 años y que salía de celebrar la cena de Nochebuena con su familia. Después lo arrollaron con su furgoneta.
Por ese asesinato fueron condenados a muerte todos los miembros de la banda -excepto Larry Harper, que se suicidó antes de ser detenido-, ya que en Texas existe una controvertida ley que hace a todos los implicados en un crimen responsables de su desenlace.
Tras el asesinato de Hawkins se desató una enorme búsqueda que concluyó el 23 de enero de 2001 en el estado de Colorado, a unas 995 millas del lugar de la fuga, cuando seis de ellos fueron detenidos en un parque para autocaravanas y Harper se suicidó.
Se habían hecho pasar por peregrinos cristianos y así pasar desapercibidos después de que sus rostros coparan portadas de periódicos y minutos de televisión en todo el país.
Trasladados de vuelta a Dallas, Texas, para el juicio, los seis fueron condenados a muerte en el 2003. Desde entonces, cuatro han sido ejecutados: Michael Rodríguez en 2008, George Rivas -el líder de la banda- en 2012, Donald Newbury en 2015, y García el martes.
En el corredor de la muerte siguen Patrick Murphy, que ha agotado ya sus apelaciones y podría ser ejecutado en 2019, y Randy Halprin.
La de García fue la duodécima ejecución del año en Texas y la número 22 en Estados Unidos. Antes de que termine 2018 hay otras tres programadas en Tennessee -con la silla eléctrica-, Texas y Florida, en ese orden.
Desde que el Tribunal Supremo restituyó la pena de muerte cuatro décadas atrás, han sido ejecutadas 1,487 personas, su mayoría, 557, en Texas.