Rosa Coronel fue a pasar unos días en la isla de Maui, en Hawaii, con su familia. Viajó desde San Francisco a la paradisiaca isla reconocida por tener una de las mejores playas.
Pero no pensó que las vacaciones tendrían un giro inesperado.
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Coronel y su familia se encontraban en un hotel pero salieron a una tienda para buscar suministros porque en el lugar no había electricidad. Fue cuando se dieron cuenta de la magnitud del incendio que ya venía consumiendo partes de la isla.
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“Tratamos de salir pero empezó el fuego más fuerte, el aire más fuerte. La gente no podía salir [correr] ni para arriba ni para abajo”, cuenta Coronel.
La turista recuerda a la gente gritando y cómo el aire traía las cenizas que originaba el incendio a su paso. La familia estaba en su vehículo, tratando de alejarse del lugar, que se había convertido en un caos por la cantidad de personas que deseaban salir.
“Tratamos de esperar en el carro a que avanzaran los carros pero nunca avanzaban y más el fuego venía”, cuenta Coronel. “La gente se desesperaba, regresaban para atrás y para adelante pero nunca pudimos salir de ahí”.
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A la familia, compuesta por Coronel, su esposo, sus hijos y una sobrina, no le quedó más remedio que lanzarse al mar.
“Nos metimos debajo de las rocas. Ahí estábamos escondidos”, dijo Coronel. “El humo estaba bien negro. Todo estaba muy oscuro, no se miraba nada”.
La familia se mantuvo a salvo cubriéndose con partes de la alfombra del auto, que habían mojado con el agua de mar. Pero, no pudieron evitar sufrir algunas quemaduras.
“Las cenizas caían. Todos estábamos quemados”, dijo Coronel. “Empezaban a llorar la gente. Desesperados estábamos por la manera como empezó el fuego”.
Mientras se encontraban en el mar, Coronel recuerda cómo todo comenzó a explotar.
“Los tanques, los carros, [comenzaron a explotar]. Allí me desespere y allí no podía hacer nada”, dice Coronel.
“En el agua estuvimos como seis horas, nos rescataron cuando ya se habían quemado los carros, las casas, todo en Lahaina”, cuenta la turista.
Los bomberos los rescataron pero, como su hija había perdido sus zapatos, Coronel le dio los suyos.
“Me quemé los pies porque caminé por el medio donde estaba la quemadura [rastros del incendio]”, dice Coronel.
Los bomberos llevaron a la familia a un refugio, en la ciudad de Maui, en donde esperaban que mejoraran las condiciones para regresar a su hogar, en el norte de California.